Mi periplo por tierras francesas ha sido fructífero y agotador a partes iguales, tanto que estos días estoy alimentándome a base de cosas simplonas que no merecen ser mencionadas (a no ser que os interese cómo hacer sopa de sobre...)
En Marsella huele a comida a todas horas, es una sensación curiosa pasar de kebab a lentejas a lo largo del día, alternándose con olores deliciosos no identificados y todo mezclado con jabón, pescado fresco y lavanda. De todas formas acabé comiendo de baratillo así que muchas cosas sólo las percibí por la nariz xD
Destacaban los macarons (tan monos que daba pena comerselos) y unas galletas de flor de azahar que compré en un mercadillo de artesanía:
Voy a buscar la receta para hacerlas caseras y os la pongo, porque están riquísimas. Me quedé con ganas de probar una paella fuera de tierras patrias y algún crêpe que no fuera de Nutella, a la próxima más y mejor.
Sweet
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